Escapar...

Caer una y otra vez en el mágico abismo,

que estalla en cualquier noche sin estrellas,

en un sueño bizarro donde todas las calles se encuentran,

y un mar de seres se entrechocan en la oscuridad más profunda.,

buscando una salida.

Escapar...

bailar con los miedos,

escuchar otros ruidos,

sentir el deseo que nunca acaba,

cerrar los ojos y deambular en las sombras,

quitándose las penas,

debajo del paraíso y encima del infierno,

delante de los silencios, y detrás de los espejos.

Escapar...

De la melancolía metafísica de un viaje sin retorno,

a veces te detienes,

con la sed de un animal nocturno,

con los delirios de un artista insatisfecho,

y el corazón latiendo detrás de las ventanas,

todos juntos en un gran escenario.

Escapar...

De las alturas y de los bajos fondos del alma,

donde todo vale, donde todo tiene valor.

Del salvaje, del excéntrico y del mediocre,

todos en la misma mesa,

en la última cena, en la última escena...

Estoy escapando, de qué no sé,

de mí, de los otros, del tiempo...

Y aún así,

buceando entre la nada y la eternidad,

a veces logras escaparte,

y ver el fin de un mundo lleno de gente vacía,

que no sabe que la vida puede ser una fiesta.

Las mil y una noches…

el genio que frotó su propia lámpara.

Las mil y una noches…

el ladrón que robó su propia alma.

Las mil y una noches…

el viajero que navegó las profundidades y los abismos.

Las mil y una noches…

las mil y una historias de amor y de traición.

Las mil y unas noches,

las mil y una siluetas que se dibujan entre las sombras.

Las mil y una noches,

las seductoras musas que despiertan el hambre.

Las mil y una noches,

los mil y un labios que hablan más que mil palabras,

los ojos que buscan con sus miradas calmar la sed,

los sueños que persiguen a la realidad,

los silencios que escuchan las voces,

la intensidad de cada instante,

entre la nada y la eternidad,

entre la agonía y el éxtasis….

Y la música sigue sonando hasta el amanecer…